¡Gran estreno mundial! ¡Bienvenidos al Apocalipsis!
Del aclamado director T. Party y de los
productores de algunos de los mayores éxitos de la historia del
espectáculo, Mano Invisible Films Ltd y Neoliberal Corp Inc, con
títulos tan taquilleros como “En busca de las armas de destrucción
masiva de Irak” y “El bueno, el feo y Gadafi”, llega ahora la
mayor superproducción mundial nunca antes creada, que no se va a
proyectar en cines o interpretar en teatros como los musicales más
aplaudidos, sino que directamente podrá verse gratis, sin necesidad
de abonarse a ninguna plataforma de pago, en las pantallas de los
hogares, tabletas, ordenadores y teléfonos móviles que acepten
publicidad ilimitada, pero que también se escenificará en calles y
espacios públicos de todos los países del planeta, para que puedan
disfrutarlo quienes no dispongan de los recursos económicos y
tecnológicos necesarios para apreciar la complejidad de esta magna
obra en toda su plenitud.
“¡Bienvenidos al Apocalipsis!” es
una nueva experiencia multimedia basada en una telerrealidad
pluricanal, donde se mezclan de tal manera realidad y ficción que
los espectadores, que intervienen e interactúan a su vez como extras
y hacen de bultos sospechosos en los escenarios exteriores donde se
desarrolla la acción, nunca van a saber que parte de la trama es
cierta y cual imaginada.
Para garantizar el éxito de esta
megaproducción, los responsables no han reparado en gastos y han
reunido a un impresionante elenco de estrellas, junto a famosos que
hacen cameos, encabezados por un veterano actor y uno de los
personajes más significados en redes sociales, D. J. Trump, que si
bien se le había encasillado en papeles de gran empresario timador,
racista, misógino, homófobo y acosador, ahora causa furor en su
interpretación de superhéroe americano elegido sin trampa ni cartón
y muy a su pesar para ocupar la presidencia de su país, que se bebe
un vaso de lejía en ayunas para purificar su cuerpo y reforzar sus
superpoderes y que va incrementando a lo largo del día gracias a una
frugal dieta basada exclusivamente en la ingesta masiva de
hamburguesas, pizzas y papas fritas, acompañadas por litros y litros
de burbujeantes refrescos de cola.
El superhéroe protagonista de la
historia es un personaje complejo y lleno de matices, que tan pronto
abraza a un dictador comunista de un pequeño país asiático y a un
soberano medieval de la Península Arábiga que niega los más
elementales derechos a sus súbditos, como somete a implacable
bloqueo y amenaza con atacar a otras naciones a cuyos dirigentes
acusa de comunistas y antidemocráticos.
El argumento central gira en torno a un
virus que se detecta por primera vez en una ciudad oriental y se
propaga por todo el planeta, afectando a millones de habitantes y
matando a centenares de miles durante los primeros meses. A partir de
ahí se paraliza la actividad económica mundial y la gente queda
confinada en casa, aunque no en todos los territorios. La nueva
situación provoca el descenso de la contaminación y la recuperación
de muchos ecosistemas, pero también la falta de alimento y de
artículos de primera necesidad para millones de personas, a los que
rara vez se les ve, pero se intuye su presencia invisible.
No se conoce el origen del virus, por
lo que surgen diferentes teorías, entre las cuales los espectadores
deben acertar la correcta, aunque si eligen la equivocada tampoco van
a saber hasta el último momento si es auténtica o inventada,
manteniendo así la intriga hasta el final, que tampoco se sabe
cuándo y dónde va a ser, si va a estar localizado en un lugar
concreto o si será global, en muchos sitios a la vez.
La mayor parte de la comunidad
científica cree que el virus pudo mutar desde los murciélagos, que
se lo pasaron a los pangolines, quienes, a su vez, pasaron el virus a
los humanos. Esta hipótesis es muy complicada y, por tanto, no tiene
muchos seguidores y prácticamente ha sido descartada salvo por
frikis empollones y enterados de universidad, que son una minoría
que se cree muy lista pero que no tiene ni idea de la vida, por lo
que la más aceptada, sobre todo entre los influyentes colectivos de
cuñados sabelotodo, tuiteros, 'youtubers' e 'instagramers', es la
teoría de la conspiración: el virus se creó en un laboratorio y se
expandió para colapsar los sistemas sanitarios de potencias e
impotencias enemigas, pero a quienes lo fabricaron se le fue de las
manos y ahora se expande por todas partes sin control, aunque se va a
relajar durante el verano para disfrutar del sol y la playa y poder
volver con nuevos bríos en otoño.
Tampoco se descarta en redes sociales,
donde reside la verdad absoluta de esta obra maestra que combina
intriga, comedia, drama, ciencia ficción, autoayuda y otros géneros,
la teoría de que el planeta se está vengando del ser humano y que
el calentamiento global, el abuso de pesticidas y herbicidas, la
contaminación por plásticos y metales pesados, la deforestación,
las pruebas nucleares, el agujero de la capa de ozono y la pérdida
de biodiversidad, entre otros efectos debidos a la actividad humana,
han provocado la aparición del virus, que permanecía congelado
durante decenas de miles de años en un glaciar del Himalaya o en el
permafrost siberiano y que se liberó al evaporarse la capa donde
había quedado atrapado desde épocas inmemoriales.
La acción se vuelve trepidante cuando
los dirigentes mundiales, sin tener ni idea de lo que están haciendo
salvo contadas excepciones, destinan recursos económicos casi
ilimitados para buscar una vacuna, cuando hasta entonces no habían
sido capaces de financiar investigaciones, a pesar de las continuas
advertencias de los científicos, para combatir los virus
pertenecientes a la misma familia, pensando que un avance así se
consigue en cuestión de meses y no de años de estudios y pruebas.
Para incrementar la audiencia y como la
mayoría de los países son bastante aburridos, los productores del
espectáculo han organizado una 'performance' o improvisación
artística para promocionarlo tanto a nivel local como internacional
en SPPAIN (Singular País Plurinacional Afectado In Nombrable), en
cuyas cámaras legislativas una parte de los representantes políticos
de la derecha extrema y de más allá han dejado de utilizar palabras
comprensibles para justificar sus actos, formular interpelaciones y
presentar propuestas, para comenzar a proferir eructos contra los
responsables del gobierno, e incluso lo llegan a hacer en algunas
instituciones donde gobiernan y contra los portavoces de la oposición
que le ofrecen apoyo en estas tristes circunstancias.
El éxito de esta acción ha sido
absoluto y los eructos se han propagado y prorrumpido por algunos
barrios pudientes, donde los vecinos los imitan por las calles,
acompañados por una banda sonora metálica de cacerolas. Hasta
organizaron una procesión de coches por diferentes ciudades
ataviados con banderas patrias, haciendo caso omiso a todas las
recomendaciones para evitar ser contagiados por el virus, ya que
estos grupos que viven en la opulencia se creen inmunes al seguir los
consejos médicos del gran superhéroe americano.
En las últimas jornadas, los
guionistas también han querido dar un giro a la trama, que ha
adoptado contenidos cercanos a los telefilmes judiciales y
policiales, frente a los relacionados con las urgencias sanitarias,
que ya comienzan a aburrir a la audiencia. Al contrario de lo que
pareciera lógico, que se detuviera y enjuiciara a los abanderados
que incumplen las normas de confinamiento y distanciamiento social
(por lo que se ve eso no da audiencia ni es noticia salvo que se
produzca de forma individual, en un barrio pobre y con violencia
policial), en el ámbito local, son los que instigan a la rebelión
quienes denuncian al gobierno en los tribunales y para ello cuentan
con la inestimable colaboración de varios responsables de un
benemérito cuerpo de seguridad del Estado, que elaboran informes
falsos para la judicatura con el objetivo de perjudicar al gobierno
que les mantiene en el cargo, a modo de topos pertenecientes a una
organización ruin y despiadada.
Aquí, en un giro argumental
maquiavélico, el cese de mandos policiales por anteponer su
ideología al juramento por el que accedieron a su función pública
y por falso testimonio, además de filtrar el documento elaborado a
periodistas afínes, provoca una campaña contra el ministro al
cargo, que en un alarde de inconsciencia y temeridad sube el sueldo a
todos los integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del
Estado para prevenir males mayores, aunque no está claro que eso
vaya a suceder.
Casi al mismo tiempo, en la gran
potencia del otro lado del océano, se producen disturbios por la
muerte de un hombre negro por parte de un policía blanco que lo
asfixió al aplastarle la garganta con la rodilla durante varios
minutos sin que ofreciera la más mínima resistencia y mientras se
quejaba de que no podía respirar. El conflicto se agrava a medida
que el policía sigue sin ser detenido, ni acusado de homicidio o
asesinato, ni puesto a disposición judicial.
La incertidumbre sobre lo que va a
pasar a continuación es máxima y los guionistas no quieren desvelar
detalles sobre cuanto va a durar este espectáculo ni cual va a ser
el final, pero aseguran que no va a dejar indiferente a nadie. Las
fuentes consultadas afirman que el final va a ser ¡la bomba! Pero no
han aclarado si nuclear, química o biológica, ni tampoco si esa
bomba ya fue lanzada y lo que estamos viviendo es un 'flashback'.
(continuará)
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