Paco Palomino, el artista que exploró todos los límites creativos

A lo largo de su trayectoria supo combinar la mirada inquieta y tierna de Joan Miró con la fuerza simbólica de Eduardo Chillida, a la vez que sentía como César Manrique la energía expresiva de los materiales volcánicos

Partió desde la humilde cerámica hacia la experimentación para poder abordar estructuras con grandes volúmenes y retar a la ley de la gravedad con toneladas de piedra y acero

Este miércoles 16 de febrero de 2022 el artista Paco Palomino cumpliría 69 años. No encuentro mejor homenaje hacia su persona y su obra que reproducir el artículo que escribí y publicó La Opinión de Tenerife en julio de 2017 y que se puede leer a continuación.

Cada artista posee un complejo mundo interior difícil de comprender para otra persona, aunque él mismo quiera explicarlo con palabras, porque su riqueza expresiva no reside en argumentos lógicos, científicos o técnicos, sino en la capacidad de transmitir emociones o sentimientos a través de la creación de nuevas formas e imágenes o de la combinación transgresora de diferentes elementos materiales ya existentes.

El reciente fallecimiento de Paco Palomino deja un valioso legado de obras monumentales en espacios públicos que hablan sobre su personalidad, sobre su capacidad de ser a la vez maestro y aprendiz, sobre su generosidad y sus múltiples inquietudes y obsesiones, una de las cuales fue aportar ideas, definir proyectos y crear estructuras visuales que ayudaran a las sociedades a generar una cultura de la paz.

Como persona tuvo una vida plagada de sorprendentes y excepcionales experiencias, en muchas ocasiones al límite, que le llevaron primero por el continente africano más cercano a sus queridas Islas Canarias, para luego visitar Francia, Alemania, Rusia, Bosnia en pleno conflicto bélico, Cuba y Estados Unidos, entre otros países. No le importó vivir situaciones de peligro si podía ayudar a los demás y estuvo cerca de morir al menos en tres ocasiones: en Senegal, a causa de unas fiebres que superó con la ayuda de los remedios de una tribu; en el Océano Atlántico, dentro de una embarcación que quedó a la deriva durante bastantes días sin apenas agua ni comida, y en su propia casa-taller-museo de La Laguna, a causa de una mala combustión de un horno de trabajo que produjo monóxido de carbono.

Como artista buscó la manera de trasladar todas esas vivencias junto a sus propias ideas y sentimientos a sus obras, estudiando tanto los diseños y procesos de la naturaleza como el trabajo y los conceptos desarrollados por otros creadores plásticos. A lo largo de su trayectoria supo combinar la mirada inquieta y tierna de Joan Miró con la fuerza simbólica de Eduardo Chillida, a la vez que sentía como César Manrique la energía expresiva de los materiales volcánicos.

La vocación artística de Paco Palomino nace con la humilde cerámica, aunque nunca dudó en aceptar todo tipo de trabajos en diferentes sectores productivos para adquirir habilidades y destrezas que luego utilizaría en instalaciones y para modelar todo tipo de materiales, pero principalmente la piedra y los metales.

En la década de los 70 presenta sus propuestas creativas elaboradas con diferentes tipos de barros y pigmentos naturales en ferias de artesanía de diferentes islas y contribuye a promover este tipo de encuentros en distintas localidades en colaboración con ayuntamientos y cabildos. También comienza su andadura como profesor de cerámica, mientras sigue experimentando con diferentes técnicas y materiales, una actividad que llega a visibilizar en la propia calle dentro de performances, donde transforma viejos bidones en improvisados hornos.

Los fecundos 80 y 90

En los 80 llegan los primeros reconocimientos y despliega una intensa actividad en los ámbitos creativo, organizativo y formativo. Obtiene el Primer Premio de Escultura de la XIX Bienal Regional de Bellas Artes y un accésit en el Concurso Regional de Diseño que organiza la Consejería de Industria y Energía del Gobierno de Canarias. Funda en La Laguna Anaferque Arte, un taller escuela de cerámica y escultura donde también celebra encuentros y tertulias sobre arte y cultura. Imparte conferencias sobre nuevas tendencias y cerámica alternativa en las capitales canarias y en localidades de Tenerife y La Palma.

Celebra sus primeras exposiciones individuales en el Ateneo de La Laguna, en las salas de Arte y Cultura de CajaCanarias de esta misma ciudad y de Puerto de la Cruz, en la Galería I’Arte de Santa Cruz de Tenerife y en el Búho Jazz Bar, además de participar en una veintena de colectivas, entre las que destacan espacios como Finart 84 de Madrid, Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, la Feria Iberoamericana de esta última capital y la Sala Óscar Domínguez de la Escuela Universitaria de Arquitectura de La Laguna.

En esta época destaca su labor de dinamización cultural como coordinador de la Dirección General de la Juventud del Gobierno de Canarias en proyectos como el Encuentro Regional de Teatro Contemporáneo para Grupos Jóvenes, el intercambio cultural internacional Canarias-Bolonia, el Certamen Regional de Artes Plásticas para Jóvenes y el programa Alternativa Joven 86, entre otras iniciativas.

Esta última faceta se intensifica en los 90, donde es comisario-organizador de las colectivas en homenaje a Felo Monzón y de esculturas en el Parque Municipal de Las Chumberas, junto a de individuales de artistas como Svetozár Ilavsky, Martín Chirino y Juan Hidalgo. También idea y coordina la Fiesta del Arte del Carnaval 1991 de La Laguna y ese mismo verano impulsa una innovadora apuesta por el reciclaje y el arte efímero en la zona de Cabo Llanos de Santa Cruz de Tenerife que denomina Encuentro Blanco por la Paz, una propuesta multidisciplinar de transformación del espacio, dentro de la cual emergía una gran escultura del mar, y que incluyó un mural en la montaña del Lazareto, esculturas realizadas con chatarra, una exposición colectiva en el Castillo Negro y un espectáculo multimedia en el que participaron veleros, remolcadores, globos aerostáticos, grúas, un ballet, la Banda Municipal de Música y diferentes artistas.

A lo largo de la última década del siglo XX suma nuevos reconocimientos, como el Primer Premio de Escultura de la Bienal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y el galardón del concurso Nueve Premios para Nueve Esculturas de San Fernando de Maspalomas. Continúa con las actividades en Anaferque Arte, imparte cursos monográficos en Lanzarote, Las Palmas de Gran Canaria y Universidad de La Laguna y organiza debates cultura, sociedad y arte en el Centro de Estudios Teológicos de esta última ciudad.

Durante estos años incrementa su actividad expositiva con otra veintena de participaciones en propuestas colectivas y catorce individuales, entre las que se encuentran dos propuestas que traspasan fronteras: “Neigá-Hermano”, que viajó en 1993 hasta los campamentos de refugiados de Tinduf en Argelia con el objetivo de ser el germen de un futuro Museo de Arte Moderno de la República del Sahara, y “Paco a José Prats”, instalada en la Casa Museo Humbolt de La Habana, en Cuba.

Los 90 también son la década en la que el artista comienza a presentar al público el resultado de su proceso de experimentación: eleva su obra hacia las alturas y expande los volúmenes para desafiar la lógica y la ley de la gravedad con toneladas de piedra y acero suspendidas en el aire y soportadas por frágiles estructuras, aunque sólo en apariencia. De esta época son “Madre” (Arrecife de Lanzarote 1990), “Isora” (Guía de Isora 1991), “Máquina de la serenidad” (Santa Cruz de Tenerife 1992), “Hemisferios 1” (La Laguna 1993), “Árbol, Homenaje al Medio Ambiente” (Playa del Inglés, Gran Canaria, 1995) y sobre todo “Homenaje a la Humanidad” (Campus de Guajara de la Universidad de La Laguna 1995) que fue el símbolo de la Primera Conferencia Tricontinental de Instituciones para la Defensa de los Derechos Humanos, que congregó a representantes de más de cincuenta países.

Año 2000 y siglo XXI

El año 2000 y el comienzo del siglo XXI supusieron un nuevo impulso creativo para Paco Palomino, que afronta nuevos retos, entre los que destaca “El Reloj del Siglo-Maquina de Fracción de Tiempo”, una obra de carácter educativo, dinámico y participativo instalada inicialmente en el patio principal del Museo de Historia de Tenerife para festejar a lo largo de todo el siglo XXI el Día Internacional de los Museos. Esta estructura incluye un horno y cien tubos de cristal con arena en su interior y la idea era que cada 18 de mayo, los responsables del museo junto a invitados quitaran uno de los sellos para que la arena de los tubos cayera en el horno y se fundiera a 1250 grados centígrados con la arena de otros años y tres objetos diseñados por niños que fueron introducidos al principio y realizados en material refractario, para obtener en 2100 un bloque cristalino pétreo fruto de la vitrificación de los objetos y la arena, que simbolizaría el trabajo de varias generaciones a lo largo de todo el siglo. Durante un tiempo así se hizo, pero un cambio en la dirección del museo y en el consejero responsable no sólo interrumpió el proceso sino que esta singular pieza fue desmontada y relegada a un patio interior del recinto.

También en 2000 Paco Palomino regresa a Cuba a participar en un proyecto cultural con artistas, profesionales y alumnos de Bellas Artes e instalar otra monumental escultura en La Habana, “Homenaje a la Humanidad II”, en colaboración con el ICAP (Instituto Cubano de Artes Plásticas). Esta obra se encuentra actualmente en paradero desconocido y probablemente haya sido desmontada, fraccionada y aprovechada con otros fines debido a la escasez de metales que existe en la isla caribeña.

De vuelta a Tenerife, recibe el encargo del Obispado de Tenerife de realizar diferentes altares y piezas en piedra destinadas al culto religioso en los templos de Fañabé (Adeje), Los Gigantes (Santiago del Teide), María Auxiliadora (Santa Cruz de Tenerife), El Coromoto (La Laguna) y en el Seminario Diocesano. Los conjuntos escultóricos varían según las iglesias, según las necesidades y pueden llegar a incluir mesa para oficiar la ceremonia, ambón para la lectura de las sagradas escrituras, sagrario, asiento para la oración o pila bautismal.

En 2001 y 2002 instala nuevas grandes obras al aire libre, como “Desarrollo Tarah” en La Victoria de Acentejo, “Evolución piedra redonda” en Adeje, y “En reposo”, que se instala en la localidad gallega de Riveira, en la ría de Arousa, fruto de un hermanamiento precisamente con el municipio tinerfeño de Adeje.

En esos años y en los posteriores sigue impartiendo cursos y talleres como “El derribo como elemento de creación”, “Arte Efímero” o “La informática y el arte”; elabora y presenta el proyecto Escuelas Libres de Artes y Oficios (ELLA) y participa en la colectiva “Arte y Carnaval” celebrada en La Laguna, si bien la mayor parte del tiempo la dedica a preparar tres grandes proyectos: “Vortex-Vórtice”, “Torre de Evolución” y “Petra”.

Tocar el cielo

Las tres propuestas artísticas buscan llegar a lo más alto no sólo en lo físico, sino sobre todo a través de su contenido simbólico, por lo que constituyen prácticamente obras de ingeniería, tanto por los materiales utilizados y su distribución en el espacio, como por las propias dimensiones y pesos de las esculturas.

Vortex-Vortice” es una iniciativa compleja que evoca a un gran huracán capaz de retorcer el pesado metal hasta darle su forma y se enmarca dentro del proyecto de acceso y conexión entre la vía del barranco de Santos y el puente de Salamanca en la capital tinerfeña. El acero cortén que reviste los muros de la vía del barranco emerge justo en el cruce con el puente y se eleva varios metros por encima del conjunto. La figura está basada “en la idea del movimiento aparente –explicó en su día el artista –, como si quisiera emular a una máquina que taladra el aire en busca de expansión y penetración. Se alarga de modo helicoidal, esbelta y ligera, para despertarnos emociones.”

Esta obra va acompañada de una exposición y catálogo del mismo nombre que se desarrolló primero en Estados Unidos, en septiembre de 2005, en el Centro Cultural Español de Miami, en Florida, a donde viajó una colección de pinturas elaboradas con acrílicos sobre una superficie de liviana espuma pertenecientes a la serie titulada “Mayaimi”, además de obra gráfica y cuadros de técnica mixta. Este conjunto regresó para ser expuestos en febrero de 2006 junto a diferentes esculturas en el Museo de Historia de Tenerife.

De forma paralela, Paco Palomino trabaja también en la “Torre de Evolución”, su obra más pesada y donde utiliza piedras de varias toneladas, dos de ellas situadas en lo más alto de la estructura metálica que las enmarca y las soporta. Inicialmente granito y acero iban a ser los únicos materiales utilizados, pero el azar y el capricho de una mole de cinco toneladas quiso que quedara incorporada a la misma, aunque difícilmente visible para el público, una ancha y resistente correa trenzada con hilos sintéticos y naturales empleada para el ascenso y colocación de las piedras.

Esta impresionante escultura se encuentra ubicada en la Avenida Manuel Hermoso Rojas de Santa Cruz de Tenerife y fue encargada por la entidad financiera Cajasiete con motivo de la inauguración de su nueva sede central, situada en dicha vía frente al Recinto Ferial. La obra simboliza la capacidad del ser humano para evolucionar y alcanzar retos considerados imposibles o soñados durante generaciones que han podido ser realizados, como enviar grandes estructuras al espacio para habitarlo.

El proyecto más ambicioso de todos era sin embargo “Petra” que debía desarrollarse en el espacio natural, de interés histórico y cultural de La Sabina, en el municipio de La Victoria de Acentejo. La idea inicial era hacer un monumento singular en homenaje a los cabuqueros, que horadaban la piedra con explosivos para hacer las minas que permitían extraer el agua de los acuíferos. La escultura existe en maqueta y constituye uno de los mayores desafíos a la gravedad que puede contemplarse si alcanza las dimensiones previstas por su creador, con más de diez metros de altura. Pero el verdadero sentido de esta imaginativa propuesta lo adquiere dentro de un conjunto escultórico transitable por zonas accesibles de las cuevas y donde el agua y su cambiante percepción sería el principal elemento simbólico que integraría los diferentes ámbitos y aportaría la necesaria unidad al espacio artístico y natural.

Este proyecto se encuentra paralizado, inicialmente por falta de presupuesto para iniciar la intervención en el territorio a causa de la crisis iniciada en 2007 y que afectó de manera singular a Paco Palomino, que pudo mantenerse un tiempo a flote con algún encargo y la venta de obras a coleccionistas privados, pero no encontró el apoyo que precisaba en instituciones ni grandes empresas para seguir ensanchando los límites de la creatividad. En esos momentos difíciles, la salud comenzó a faltarle y ni su fértil imaginación ni su capacidad de acción encontraron las palabras o la precisión de sus manos de dibujante, fotógrafo, pintor, ceramista, escultor, forjador y ensamblador para seguir dando vida a sueños imposibles.

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