Fachatez y desfachatez


Una de las múltiples paradojas de la lengua castellana se encuentra en la palabra desfachatez, que la Real Academia Española (RAE) define como “descaro, desvergüenza” y la atribuye a una derivación del italiano “sfacciatezza”. Sin embargo, el término del que debería proceder, fachatez, no se encuentra recogido en su diccionario oficial. La raíz del vocablo, facha, en cambio si aparece con múltiples significados y con origen en el italiano “faccia” y cuya traducción directa sería rostro, cara o también jeta, pero que no coincide exactamente con el uso coloquial de la palabra facha según la RAE: “Traza, figura, aspecto”; pero también “mamarracho, adefesio, hacha, fascista, de ideología reaccionaria”.

Este párrafo inicial viene a cuento de un hecho aparentemente irrelevante que ha sucedido hace unos pocos días: Un presunto cantautor y presunto poeta, pero cuya auténtica profesión consistió en dar órdenes y denigrar a subordinados, ha presentado dos libros en una real sociedad clasista de tendencia xenófoba, excepto para emplear trabajadores en condiciones precarias, y con un pasado también racista. Hasta ahí nada anormal en el devenir cultural tinerfeño, incluido el hecho de que en el acto interviniera, haciendo una loa al personaje y su obra, un antiguo dirigente socialista que tuvo cargos de responsabilidad en diferentes administraciones públicas.

Lo especial del caso reside en la figura del presunto cantautor y presunto poeta, que, según su presentador sigue “la estela de otros autores canarios como Pedro García Cabrera, Pérez Minik, Arturo Maccanti y Carlos Pinto Grote”. Resulta extraña la presencia de D. Domingo entre tres poetas, pero en otros textos difundidos a través de internet también aparece como autor de textos “de denuncia social y en defensa de la naturaleza” vinculado o influenciado por escritores como Rafael Arozarena, Federico García Lorca y Miguel Hernández. Pero no acaba aquí la cosa, también consta en la 'nube virtual' que ha compartido experiencias “con cantautores como Kiko Tovar, Pedro Guerra, Ismael Serrano, Joan Manuel Serrat” y que uno de sus trabajos discográficos recibió también felicitaciones de “Victor Manuel, Ana Belén, Victorio Luquino, Pablo Guerrero, Kepa Junquera, José Antonio Abellán, Andrés Molina o Rogelio Botanz”, entre otros.

La biografía que aparece en algunos medios de comunicación unos días antes del acto dice textualmente: “Comienza a escribir desde muy joven sumándose su poesía a la corriente de poesía alternativa, posmodernista, descriptiva a veces y sin embargo estética. De ruptura con la rima clásica, (…) da más valor al sentido crítico que al color y la belleza que se puede esperar de su poesía. Dibuja en sus versos, escenas de historia nunca vistas, algo Machadiano (¿Antonio o Manuel?) en algunas de sus manifestaciones.”

Si a esto añadimos que se define en una entrevista difundida en un blog como “manchego-guanche” (como si algo así fuera posible en la realidad, tortuga y pájaro a la vez, aunque ambos ponen huevos), parece dar la impresión de que nos encontramos ante un personaje de izquierdas, progresista, preocupado por los más desfavorecidos y por el reconocimiento y difusión de la cultura de los primeros canarios, a favor de la igualdad social y de oportunidades, de un reparto equitativo de la riqueza a través de mayores impuestos para los que tienen más ingresos como en los países nórdicos, así como de una justicia que haga honor a su nombre cuando se acusa a los más poderosos de apoderarse del patrimonio común y no se ensañe con los más débiles.

Pero los individuos, como las cosas, muchas veces no son lo que parecen, ni lo que dicen, sino lo que hacen y lo que piensan pero no dicen, salvo que se les escape por casualidad o se produzca una indiscreción. Y es en las redes sociales donde se descubre la otra cara de la moneda: un personaje alineado con la extrema derecha más rancia, que difunde a través de su perfil toda su propaganda, sus mentiras, falsedades y medias verdades.

Me llamó mucho la atención un mensaje ya borrado (algunas mentiras tienen las patas muy cortas, mientras que otras permanecen petrificadas y santificadas en el tiempo) que decía que el partido cuyas ideas defiende quería para el país “treinta millones de empresarios y no treinta millones de subsidiados”. Detrás de esta falacia se oculta un mensaje ultraliberal estremecedor para las futuras generaciones: El trabajo por cuenta ajena va a desaparecer si esta gente gobierna, porque ellos van a ser los funcionarios públicos y el que quiera tener algún ingreso mínimo vital va a tener que convertirse en esclavo autónomo o cobrar en negro. Dentro de este contexto, ser pensionista estará pasado de moda, así que lo mejor será que se mueran paulatinamente (pero rapidito y sin hacer demasiado ruido para no molestar) de alguna de sus múltiples enfermedades y dolencias. Esa es la sociedad justa e igualitaria que propugnan: Los nuestros comerán y dormirán calentitos y respecto a los demás... ¡Sálvese quien pueda!

Y como la gente lo que quiere es no pensar demasiado para subsistir, van a apuntarse en masa al partido único, como ya sucedió el siglo pasado, conducidos como un rebaño dócil por el líder supremo, pero no habrá ni cama ni comida para tanta gente, por lo que se requisará lo que sea necesario al colectivo disidente que se designe a tal efecto. También, como en la época imperial y otras no tan lejanas, se exportarán trabajadores cualificados a otros países con más cerebro institucional, al tiempo que se importará mano de obra desesperada, procedente de territorios inmersos en conflictos que las naciones civilizadas han creado por cuestiones estratégicas y de negocio.

Los que dicen ser la solución no sólo están siendo los causantes muchos de los problemas actuales, sino que también van a crear nuevos problemas. Con estas nefastas ideas, el valor se la vida humana se devalúa cada día, al contrario que las mercancías, y llegará un momento que será cero a nivel global, como ya ocurre en numerosos lugares del planeta, donde la vida ya no es vida, sino sólo cruda y aleatoria supervivencia.

Socializar, contemporizar y promocionar a personajes de esta ideología necrófila y necrológica, pese a haber sido advertidos del peligro que ello conlleva, parece ser la tendencia incluso entre quienes dicen haber defendido ideales sociales de igualdad y progreso. Lo que me preocupa es que este caso concreto sólo sea la punta de un gigantesco iceberg que va a precipitar el completo hundimiento de un Titanic denominado Estado del Bienestar (cuyo casco parece más de esponja que de acero), acontecimiento que se viene produciendo desde hace décadas y donde presuntos cantautores y presuntos poetas actúan como si fueran la orquesta del barco, que sigue amenizando la velada para distraernos mientras el agua nos llega hasta el cuello, después de haber arrojado por la borda y suplantado a poetas como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado o Pedro García Cabrera, poniendo música a sus textos, recitándolos o inspirándose en ellos.

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