Munaheleno: Aprendizaje
Algunas expresiones populares nos advierten que 'nadie nace aprendido' y que 'nadie aprende de la experiencia ajena'. Puede que no les falte razón, pero ambas frases me parecen incompletas para describir la complejidad actual del aprendizaje humano.
La ciencia revela que comenzamos a vivir con una estructura de aprendizaje heredada de nuestros ancestros y que la genética es el primer condicionante en ese proceso, pero no es el único de carácter natural. Durante nuestra existencia se van sucediendo diferentes cambios físicos y químicos que alteran nuestra capacidad de percepción y, por tanto, de aprendizaje.
Niñas y niños entran en un colegio de Alemania
El cambio hormonal que acontece durante la adolescencia sería un ejemplo, como también el que sucede al final del ciclo reproductivo, conocido como 'la crisis de los cuarenta'. La duración, variabilidad e intensidad de éstos períodos contribuyen a modelar a cada persona y hacerla más permeable y empática respecto a la información que recibe o más interesada en experimentar en la propia piel aquello que le explican.
Existe, sin embargo, una variable social capaz de alterar a los propios condicionantes genéticos o naturales. Se afirma que en una primera etapa, durante la infancia, los seres humanos somos como esponjas, capaces de absorber, acumular y procesar toda la información que se nos facilita desde nuestro entorno, hasta que surgen las primeras dudas: ¿es verdad todo lo que nos cuentan?
Escuela de Pakistán
Lo difícil comienza a partir de ese momento, porque la respuesta a la pregunta no es sencilla: si te lo crees todo eres un ingenuo, mientras que si haces justo lo contrario te conviertes en un desconfiado. Por lo tanto, la nueva capacidad social que debemos adquirir es la de saber seleccionar entre lo verdadero y lo falso, o entre la realidad y la ficción, hasta que llega un momento en que ambas se mezclan de tal manera que resulta imposible diferenciarlas.
Los de mi generación recibimos la educación básica durante los últimos años del Franquismo y llegamos al bachillerato y a la universidad con la Democracia. Nuestros profesores de esta nueva época nos animaban a ser críticos y poner en duda todas las ideas, conceptos e informaciones recibidas durante nuestra primera etapa, lo que nos generó mucha confusión. Muchos abrazaron nuevas propuestas de todo tipo, sin cuestionarse si no eran más de lo mismo, con otro disfraz, o simplemente eran lanzadas para beneficiar a terceros.
Escuela durante la Alemania nazi
La conclusión a la que llego tras varias décadas de existencia es que la Educación (con mayúsculas) y la Información (con mayúsculas) que recibimos resulta tan valiosa como escasa y procede de personas admirables que se encuentran tanto en nuestro entorno familiar como entre el profesorado y los profesionales de la comunicación.
En cambio, quienes planifican y estructuran los contenidos formativos e informativos que recibimos no están interesados ni en la Educación (con mayúsculas) ni en transmitir la mejor Información (con mayúsculas) para que podamos adoptar las mejores decisiones para nosotros, tanto a título individual como colectivo.
Niños y niñas reciben enseñanza al aire libre en África
Lo que verdaderamente interesa a estas élites, junto a sus cualificados asesores y ejecutores, es el Adoctrinamiento (con mayúsculas) para que las decisiones que tomemos les beneficien lo más posible a ellos o, cuanto menos, contribuir a una interminable ceremonia de la confusión que no nos permita discernir entre lo relevante y lo irrelevante, entre lo prescindible y lo imprescindible, entre lo sustancial y lo superfluo.
Ante esta situación, tenemos dos opciones: ignorarlo todo, como se puede apreciar en las actitudes de algunos jóvenes que participan en 'reálitis' de televisión, o permanecer siempre alerta, lo que implica el esfuerzo suplementario de llevar una doble vida, con su consecuente doble moral, si queremos seguir disfrutando de cierto bienestar social y no convertirnos en unos inadaptados o marginados.
Un momento durante una clase cualquiera
Lo que ocurre es que el bienestar social disminuye y eso implica un nuevo proceso de reaprendizaje, para adaptarnos a las nuevas condiciones que nos imponen las élites desde grandes urbes como Madrid, Berlín o Bruselas, lo que conlleva cierto peligro, sobre todo si cada vez más amplias capas de la población ponen en duda lo que nos cuentan.
El otro día entré a tomar un café en un bar de las medianías en el que no había estado antes y, como suelo hacer en este tipo de establecimientos, me cogí uno de los periódicos que se encontraban sobre el mostrador para leerlo. Cuando terminé y lo devolví a su sitio, la mujer que me atendió me dijo: "Aquí por las mañanas se lee mucho. A todos los llaman 'El Mentiroso', pero aunque sea cierto, por lo menos contienen algo que es verdad y que nadie pone en duda: las esquelas".
Escuela en China
La ciencia revela que comenzamos a vivir con una estructura de aprendizaje heredada de nuestros ancestros y que la genética es el primer condicionante en ese proceso, pero no es el único de carácter natural. Durante nuestra existencia se van sucediendo diferentes cambios físicos y químicos que alteran nuestra capacidad de percepción y, por tanto, de aprendizaje.
Niñas y niños entran en un colegio de Alemania
El cambio hormonal que acontece durante la adolescencia sería un ejemplo, como también el que sucede al final del ciclo reproductivo, conocido como 'la crisis de los cuarenta'. La duración, variabilidad e intensidad de éstos períodos contribuyen a modelar a cada persona y hacerla más permeable y empática respecto a la información que recibe o más interesada en experimentar en la propia piel aquello que le explican.
Existe, sin embargo, una variable social capaz de alterar a los propios condicionantes genéticos o naturales. Se afirma que en una primera etapa, durante la infancia, los seres humanos somos como esponjas, capaces de absorber, acumular y procesar toda la información que se nos facilita desde nuestro entorno, hasta que surgen las primeras dudas: ¿es verdad todo lo que nos cuentan?
Escuela de Pakistán
Lo difícil comienza a partir de ese momento, porque la respuesta a la pregunta no es sencilla: si te lo crees todo eres un ingenuo, mientras que si haces justo lo contrario te conviertes en un desconfiado. Por lo tanto, la nueva capacidad social que debemos adquirir es la de saber seleccionar entre lo verdadero y lo falso, o entre la realidad y la ficción, hasta que llega un momento en que ambas se mezclan de tal manera que resulta imposible diferenciarlas.
Los de mi generación recibimos la educación básica durante los últimos años del Franquismo y llegamos al bachillerato y a la universidad con la Democracia. Nuestros profesores de esta nueva época nos animaban a ser críticos y poner en duda todas las ideas, conceptos e informaciones recibidas durante nuestra primera etapa, lo que nos generó mucha confusión. Muchos abrazaron nuevas propuestas de todo tipo, sin cuestionarse si no eran más de lo mismo, con otro disfraz, o simplemente eran lanzadas para beneficiar a terceros.
Escuela durante la Alemania nazi
La conclusión a la que llego tras varias décadas de existencia es que la Educación (con mayúsculas) y la Información (con mayúsculas) que recibimos resulta tan valiosa como escasa y procede de personas admirables que se encuentran tanto en nuestro entorno familiar como entre el profesorado y los profesionales de la comunicación.
En cambio, quienes planifican y estructuran los contenidos formativos e informativos que recibimos no están interesados ni en la Educación (con mayúsculas) ni en transmitir la mejor Información (con mayúsculas) para que podamos adoptar las mejores decisiones para nosotros, tanto a título individual como colectivo.
Niños y niñas reciben enseñanza al aire libre en África
Lo que verdaderamente interesa a estas élites, junto a sus cualificados asesores y ejecutores, es el Adoctrinamiento (con mayúsculas) para que las decisiones que tomemos les beneficien lo más posible a ellos o, cuanto menos, contribuir a una interminable ceremonia de la confusión que no nos permita discernir entre lo relevante y lo irrelevante, entre lo prescindible y lo imprescindible, entre lo sustancial y lo superfluo.
Ante esta situación, tenemos dos opciones: ignorarlo todo, como se puede apreciar en las actitudes de algunos jóvenes que participan en 'reálitis' de televisión, o permanecer siempre alerta, lo que implica el esfuerzo suplementario de llevar una doble vida, con su consecuente doble moral, si queremos seguir disfrutando de cierto bienestar social y no convertirnos en unos inadaptados o marginados.
Un momento durante una clase cualquiera
Lo que ocurre es que el bienestar social disminuye y eso implica un nuevo proceso de reaprendizaje, para adaptarnos a las nuevas condiciones que nos imponen las élites desde grandes urbes como Madrid, Berlín o Bruselas, lo que conlleva cierto peligro, sobre todo si cada vez más amplias capas de la población ponen en duda lo que nos cuentan.
El otro día entré a tomar un café en un bar de las medianías en el que no había estado antes y, como suelo hacer en este tipo de establecimientos, me cogí uno de los periódicos que se encontraban sobre el mostrador para leerlo. Cuando terminé y lo devolví a su sitio, la mujer que me atendió me dijo: "Aquí por las mañanas se lee mucho. A todos los llaman 'El Mentiroso', pero aunque sea cierto, por lo menos contienen algo que es verdad y que nadie pone en duda: las esquelas".
Escuela en China
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