Tahuracano: Historia

Las casualidades no existen. Y si existen son muy esporádicas, fruto de un azar auténtico y no de un disimulado o inventado azar. En cambio, si existen las coincidencias. La capacidad de que personas diferentes, de las mismas o distintas generaciones, que no han comentado entre sí sus ideas o percepciones, compartan las mismas conclusiones sobre situaciones o reflexiones cotidianas.

En los últimos días he tenido el privilegio de asistir a dos enriquecedoras presentaciones literarias, las novelas 'Isla nada', de Víctor Álamo de la Rosa, y 'El peso del tiempo', de Gerardo Pérez Sánchez, ambas presentadas por otro polifacético y admirado autor canario, Daniel María.

En el primero de los actos, Víctor Álamo compartió con los asistentes un pensamiento muy acertado, en torno a la historia real y a que ésta no se encuentra en los libros de texto, ni en las enciclopedias, ni en las investigaciones más rigurosas. En su opinión, y en la mía, y en la de Gerardo Pérez, la verdadera historia, la auténtica, se encuentra en la literatura. Y un hombre de Justicia, como Gerardo, nos obsequió siete días después con otra frase de película: el artista miente para decir la verdad, mientras que el político lo hace para ocultarla.

Y, curiosamente (que no casualmente), ese mismo día el veterano y también admirado periodista Juan Carlos Carballo comparte en facebook un texto facilitado por un amigo, atribuido al libro de Benito Pérez Galdós titulado "La fe nacional y otros escritos sobre España" y publicado en 1912, en el que se pueden leer los siguientes párrafos: “Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental” Tendremos que esperar como mínimo 100 años más para que en este tiempo “si hay mucha suerte” nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente… ¡Pobres españoles! Lo que nos costara recuperar lo perdido."

Y 101 años después, podemos decir que Don Benito acierta al equivocarse en su predicción. Son las cosas de la literatura y de los escritores, que mezclan razones, sensaciones y sentimientos para contarnos situaciones imaginarias increíblemente reales o situaciones reales increíblemente imaginarias.

Comentarios

  1. Muchas gracias Agustín por mencionarme a mí y a mi novela. Enhorabuena por tu blog. Fue un placer compartir contigo y con todos la presentación del libro. Un abrazo.

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