Chaxeraxi (chamalo xerac axit): Eva (mujer creadora de vida)

Sostienen algunos científicos que el ser humano actual procede de una pequeña familia africana, y que cabe la posibilidad de que todos descendamos de una única mujer, que recibe la denominación de Eva Mitocondrial. Este concepto no tiene que entenderse de forma absoluta, sino que puede tratarse de una misma familia de mujeres emparentadas, pero que tendrían un ancestro común, y que habían conseguido sobrevivir a la extinción de la especie.

Según esos investigadores, una descendiente de la Eva Mitocondrial, se enamoró entre 100.000 y 50.000 años después de un Adán Cromosómico, con el que tuvo una descendencia que llega hasta nuestros días, a pesar de los múltiples conflictos autodestructivos en los que nos hemos visto envueltos.

La Biblia explica esto mismo de forma metafórica y no sería la primera vez que el pensamiento mágico inspirara al conocimiento científico. En cualquier caso, la primera disputa humana de la que se tiene constancia escrita es la muerte de Abel a manos de Caín.

Existen otras hipótesis al respecto, porque todavía es un enigma porqué la especie humana tiene tan poca diversidad genética, frente a otras evolutivamente cercanas, como el chimpancé.

La diversidad genética se define como el número total de características genéticas dentro de cada especie. Esta diversidad se reduce cuando hay “cuellos de botella”, es decir, cuando una población disminuye substancialmente y quedan pocos individuos. Un ejemplo biológico relativamente reciente lo podemos encontrar en el centenar de leones que sobreviven en el cráter Ngorongoro, en Tanzania, que desciende de alrededor de quince leones que consiguieron sobrevivir a una plaga de moscas mordelonas, producida por el aumento de lluvias en 1962. La pérdida de diversidad genética de estos leones les ha provocado serios problemas reproductivos y ya estarían extinguidos de no haber sido por la intervención humana.

A mayor diversidad genética, las especies tienen mayores probabilidades de sobrevivir a cambios en el ambiente. Las especies con poca diversidad genética tienen mayor riesgo frente a esos cambios. En general, cuando el tamaño de las poblaciones se reduce, aumenta la reproducción entre organismos emparentados (consanguinidad) y hay una reducción de la diversidad genética.

El ser humano actual parece también empeñado en reducir la diversidad biológica del planeta, a imagen y semejanza de lo que a él le sucedió, convencido de que ese es el modelo de selección artificial a seguir en el futuro. Quiere controlar el cambio, porque, a pesar de acumular ya más de 7.000 millones de individuos, no deja de ser una especie débil dentro de la biosfera. Por eso se agrupa en ciudades y crea estructuras defensivas contra otras especies. No podemos adivinar las consecuencias de estos actos, pero la cada vez mayor dependencia de medicamentos que necesitamos para sobrevivir invita a reflexionar sobre la salud general de la especie en las sociedades desarrolladas y en lo tóxica que se ha vuelto nuestra civilización para todas las especies, incluida la humana.

Si nos trasladamos en el espacio-tiempo, pero dentro de este mismo ámbito, existe otro enigma cercano, sin una respuesta clara, respecto a cómo los guanches que se encontraron con los europeos en el siglo XV gozaban de una salud y fortalezas asombrosas, para una población con una endogamia tan elevada, debido al aislamiento y que debía de provocarles enfermedades degenerativas y una mayor debilidad por el escaso intercambio genético.

Una de las claves de esta fortaleza física e intelectual podría proceder de su modelo de sociedad. Mientras en Europa se imponía la monogamia y se estigmatizaba la promiscuidad, en la sociedad guanche se aceptaba que las mujeres tuvieran hijos de padres diferentes, siempre que no fueran más de siete, un número que encierra alguna clave mágica compartida con las antiguas culturas mediterráneas.

Estas mujeres actuaban a modo de Eva Mitocondrial y garantizaban una imprescindible diversificación genética. Muchas veces no se entiende el comportamiento femenino respecto a la atracción hacia algunos hombres, pero existen claves genéticas más poderosas y complejas que el simple razonamiento humano.

Eso justificaría la veneración popular hacia la figura de la Chaxeraxi o Chaxiraxi, una palabra que integra los conceptos de mujer (chamalo), creadora (xerac) de vida (axit). Y sólo la vida justifica los actos que no entendemos, cuando miramos hacia el pasado y admiramos todo lo que hicieron por nosotros nuestros ancestros.

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