Credibilidad bajo cero
El Teide desde los Roques de García la tarde del 8 de enero de 2021 |
La borrasca Filomena ha causado un importante impacto en las islas, primero con fuertes vientos, a los que luego se sumaron lluvias persistentes que han provocando correntías, desprendimientos y desperfectos en carreteras. Bajaron las temperaturas y, a partir de cierta altitud, se registraron también intensas nevadas en las cumbres de Tenerife y La Palma, que acabaron por convertirse en hielo sobre las vías públicas de esas zonas.
Lo que no esperábamos es que Filomena originara una sensible pérdida en la credibilidad del periodismo local y en uno de los medios convencionales de comunicación en situación más crítica: la prensa impresa. Porque en esta profesión, como sucede en otras muchas, el error, omisión o mala praxis de uno lo acabamos pagando todos de manera colectiva, como una especie de estigma que cuesta quitarnos de encima y más aún en estos tiempos de bulos galopantes y posverdades conspiratorias.
Portada de Diario de Avisos del 9 de enero de 2021 |
El copo de nieve que acabó por congelar la buena parte de credibilidad en el periodismo local apareció publicado en la portada de Diario de Avisos el pasado 9 de enero de 2021, donde aparece la imagen de un Teide cargado de nieve con el siguiente pie: “Estampa invernal que ayer presentaba el Teide desde el Parador de Turismo tras una nevada que hoy provocará en la isla las temperaturas más frías del último año”.
No voy a entrar a discutir la procedencia de dicha fotografía, si es cierto o no que corresponde con una instantánea captada por un ciclista profesional británico en 2016, lo que sí puedo afirmar con rotundidad es que esa imagen no se corresponde con el paisaje que la treintena de huéspedes, los empleados de turno del Parador de Las Cañadas del Teide y quienes observaron la webcam instalada en dicho edificio pudimos contemplar durante todo el día 8 de enero y buena parte del 9 de enero de 2021.
Lo que no entiendo es por qué hay que recurrir a una imagen de archivo o de dudosa procedencia para ilustrar un fenómeno natural predecible. ¿Tan mal está ese periódico que no puede enviar un fotógrafo para que tome una imagen real sobre lo que sucede o pedir el favor a alguna persona que trabaje en el Parque Nacional? ¿Sigue la máxima “no dejes que la realidad te estropee una buena noticia” o en este caso una buena portada? En la era de las tecnologías de la información y de las redes sociales ¿no tenemos ya los periodistas fuentes no oficiales y contactos fiables como cuando no había teléfonos móviles y todo el mundo se ofrecía a colaborar?
Mensaje irónico con fotografía antigua que circuló durante esos días por redes sociales |
Recuerdo con nostalgia como taxistas o guagüeros, porque eran quienes más se movían por barrios y pueblos, pero también camareros de bares y muchos ciudadanos, colaboraban llamando desde cabinas, teléfonos públicos y privados a la redacción cuando se producía un suceso o acontecimiento imprevisto. Ahora, lo que ocurre es que cualquiera graba un vídeo o toma una foto y los sube directamente a redes sociales, pero rara vez los comparte a través de los profesionales de los medios de comunicación de masas. La mayoría de los individuos que integran las sociedades avanzadas actuales no quiere colaborar en la redacción y difusión de una noticia, sino que quiere ser, de alguna forma, protagonista de la noticia, algo que muchos periodistas nunca hemos pretendido.
Si el periodismo quiere sobrevivir dentro de un entorno tan adverso como el actual va a tener que redoblar sus esfuerzos para ser rigurosos y precisos en el momento de reflejar la realidad a través de páginas, voces e imágenes. De no ser así, acercarnos como público a un medio informativo para conocer la realidad va a acabar convirtiéndose en un acto de fe. El mismo acto de fe que predican todos aquellos que se dedican de manera interesada a difundir noticias falsas y que pretenden que las creamos sin someterlas a crítica ni a ningún género de dudas. Y esa batalla, hasta ahora, no veo que la estemos ganando, sino más bien al contrario.
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