Gaisnaga tegualato: Escritura susurrada
Esta semana he tenido el privilegio de participar en dos actos literarios, en uno como protagonista activo, mientras que, en el otro, como simple y agradecido observador. El primero fue el Recital de Poesía de Verano, organizado por ediciones Aguere y celebrado el jueves 1 de agosto, en la librería del Cabildo de Tenerife, un pequeño pero entrañable espacio, ubicado en lo que fuera uno de los escenarios de los sueños del celuloide, el antiguo Teatro Baudet.
Allí nos dimos cita un grupo heterogéneo de autores con un denominador común: la necesidad de compartir sentimientos. El acto estuvo a punto de no celebrarse por la ausencia de Ánghel Morales, periodista, escritor, editor y la fuerza que ha sido capaz de aglutinar durante los últimos años a tantas voces distintas y distantes, una aproximación que creo nos ha enriquecido a todos.
Pero los presentes coincidimos que la mejor forma de rendir tributo al trabajo de Ánghel era celebrar el encuentro y no apagar las voces que él había decidido congregar. Y las emociones se expresaron como recuerdos, como semblanzas del pasado y anticipos del futuro, como catarsis y como terapia, como crítica y como enseñanza, como amor y como olvido, como esperanza y como ilusión, pero también como silencio y como susurro.
Gracias a todas y a todos los que compartieron conmigo su caudal de sentimientos, que ya han comenzado a germinar en mi interior, como espero que también en el de los demás asistentes. Ahora todos somos un poco más ricos en lo inmaterial, que es el principio que rige el universo, tanto conocido como desconocido.
El segundo acto literario al que asistí fue la presentación de la novela "Yo debería estar muerto", del periodista y escritor grancanario (De Guía, insistió, y esta procedencia no es baladí) Santiago Gil, que fue presentado en la sede de la MAC, también en la capital tinerfeña el viernes 2 de agosto.
Más allá del propio argumento y características literarias de la obra, el formato de la presentación, a modo de coloquio, en el que participó uno de los mayores dinamizadores del periodismo cultural de estas islas, Eduardo García Rojas (http://www.elescobillon.com/), nos llevó transitar por diferentes ámbitos de la creatividad no sólo del autor, sino de toda una generación de escritores de las Islas como nunca antes se había producido y que ha quedado plasmado en un magnífico artículo de J. J. Armas Marcelo (http://granangular.catedravargasllosa.es/en-las-islas-del-sur/), que resume, con sus ausencias e imperfecciones, lo que está sucediendo en la actualidad en las letras canarias.
Resulta gratificante coincidir con tantas personas en que el mestizaje es la clave de la explosión literaria que vivimos en Canarias y que los autores de esta tierra consiguen emocionar tanto a lectores europeos como americanos, aunque probablemente más a estos últimos, por la histórica vinculación con el Nuevo Continente, desde el primer viaje de Cristóbal Colón. Todo ello, con el mérito añadido de ser ignorados dentro del sistema educativo público y privado, pero qué vamos a esperar de un modelo de formación humanística que no contempla como imprescindible la lectura y comprensión de 'El Quijote', para la obtención del preceptivo título de Enseñanza Secundaria Obligatoria.
El imparable proceso de difusión de la cultura canaria necesita nuevas referencias literarias en la esfera internacional, que se sumen a las de reconocidos artistas plásticos y musicales, y las nuevas tecnologías de la información van a contribuir decisivamente a que se aprecie la aportación de los autores contemporáneos de estas islas a la emergente cultura global.
Esta generación 'desinquieta' no espera a que llegue el rebaño de ovejas para salir de la confortable habitación en la que se recluye la decadente sociedad consumista, como sucede en 'El ángel exterminador' de Luis Buñuel, sino que ha encontrado nuevos cauces expresivos, como sucediera décadas atrás con la Facción Surrealista de Tenerife y el movimiento de Gaceta de Arte. Enhorabuena autores y que cunda el ejemplo.
Allí nos dimos cita un grupo heterogéneo de autores con un denominador común: la necesidad de compartir sentimientos. El acto estuvo a punto de no celebrarse por la ausencia de Ánghel Morales, periodista, escritor, editor y la fuerza que ha sido capaz de aglutinar durante los últimos años a tantas voces distintas y distantes, una aproximación que creo nos ha enriquecido a todos.
Pero los presentes coincidimos que la mejor forma de rendir tributo al trabajo de Ánghel era celebrar el encuentro y no apagar las voces que él había decidido congregar. Y las emociones se expresaron como recuerdos, como semblanzas del pasado y anticipos del futuro, como catarsis y como terapia, como crítica y como enseñanza, como amor y como olvido, como esperanza y como ilusión, pero también como silencio y como susurro.
Gracias a todas y a todos los que compartieron conmigo su caudal de sentimientos, que ya han comenzado a germinar en mi interior, como espero que también en el de los demás asistentes. Ahora todos somos un poco más ricos en lo inmaterial, que es el principio que rige el universo, tanto conocido como desconocido.
El segundo acto literario al que asistí fue la presentación de la novela "Yo debería estar muerto", del periodista y escritor grancanario (De Guía, insistió, y esta procedencia no es baladí) Santiago Gil, que fue presentado en la sede de la MAC, también en la capital tinerfeña el viernes 2 de agosto.
Más allá del propio argumento y características literarias de la obra, el formato de la presentación, a modo de coloquio, en el que participó uno de los mayores dinamizadores del periodismo cultural de estas islas, Eduardo García Rojas (http://www.elescobillon.com/), nos llevó transitar por diferentes ámbitos de la creatividad no sólo del autor, sino de toda una generación de escritores de las Islas como nunca antes se había producido y que ha quedado plasmado en un magnífico artículo de J. J. Armas Marcelo (http://granangular.catedravargasllosa.es/en-las-islas-del-sur/), que resume, con sus ausencias e imperfecciones, lo que está sucediendo en la actualidad en las letras canarias.
Resulta gratificante coincidir con tantas personas en que el mestizaje es la clave de la explosión literaria que vivimos en Canarias y que los autores de esta tierra consiguen emocionar tanto a lectores europeos como americanos, aunque probablemente más a estos últimos, por la histórica vinculación con el Nuevo Continente, desde el primer viaje de Cristóbal Colón. Todo ello, con el mérito añadido de ser ignorados dentro del sistema educativo público y privado, pero qué vamos a esperar de un modelo de formación humanística que no contempla como imprescindible la lectura y comprensión de 'El Quijote', para la obtención del preceptivo título de Enseñanza Secundaria Obligatoria.
El imparable proceso de difusión de la cultura canaria necesita nuevas referencias literarias en la esfera internacional, que se sumen a las de reconocidos artistas plásticos y musicales, y las nuevas tecnologías de la información van a contribuir decisivamente a que se aprecie la aportación de los autores contemporáneos de estas islas a la emergente cultura global.
Esta generación 'desinquieta' no espera a que llegue el rebaño de ovejas para salir de la confortable habitación en la que se recluye la decadente sociedad consumista, como sucede en 'El ángel exterminador' de Luis Buñuel, sino que ha encontrado nuevos cauces expresivos, como sucediera décadas atrás con la Facción Surrealista de Tenerife y el movimiento de Gaceta de Arte. Enhorabuena autores y que cunda el ejemplo.
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