Tateinat: Televisión

Desde hace algún tiempo, cada vez que veo la tele me asalta una duda: ¿Me encuentro ante un medio de entretenimiento o de información? No cuestiono que se trate de un medio de comunicación de masas, que lo es, sino el uso que hacemos de este soporte los espectadores, los gobiernos (en el caso de los canales públicos), las empresas propietarias de los canales privados y los profesionales de la comunicación.

El cine, por ejemplo, es un espectáculo que, en contadas ocasiones, llega a alcanzar la categoría de arte, por eso es el séptimo, aunque no el último. Hubo un tiempo que también fue una herramienta de propaganda, disfrazada de información, que precedía o propiciaba el espectáculo, pero, al menos en las democracias occidentales, eso ya no sucede. Algunos idealistas se aferran al género documental para hacer cine con contenido informativo, generalmente de denuncia social, pero aunque reciben premios en prestigiosos festivales y certámenes rara vez acceden a las salas comerciales y sólo consiguen audiencia a través precisamente de la televisión o de internet.

La televisión, sin embargo, es más compleja que el cine, ofrece una gran variedad de opciones y canales, aunque la mayor parte de la audiencia se concentra en los llamados canales generalistas, que en España ocupan los seis primeros números, aunque, en mi opinión, La 2 es más temática que generalista.


Si miramos las audiencias de un día cualquiera, el viernes 29 de abril, por ejemplo, podemos comprobar que el líder fue un espacio informativo, el que emite Tele5 en horario de tarde-noche, con 2,5 millones de espectadores, seguido por otros dos programas de entretenimiento de la misma cadena, Pasapalabra y Sálvame Deluxe, por encima de los dos millones de televidentes. El cuarto también fue un informativo, el Telediario del mediodía, al que le siguió otro Sálvame (Naranja) y la película de la noche de La 1. A partir de ahí se entremezclan programas de entretenimiento, series de ficción y espacios informativos y de reportajes.

Sin embargo, esto no sucede así todos los días de la semana. El jueves 28 de abril, los líderes fueron el 'reality' de Tele5 Supervivientes y la serie de TVE Cuéntame, con 3,2 millones de espectadores cada uno. El primer informativo aparece en cuarto lugar, con 2,8 millones.

El miércoles 27, la mayor audiencia media se la llevó el concurso de cocina de TVE Masterchef, con esos mismos 2,8 millones, seguido por el informativo de la tarde-noche de Tele5, con casi 2,4. El martes 26, todo cambió y el programa más visto fue la emisión en Antena 3 del partido de fútbol entre el Manchester City y el Real Madrid y su previa, con 8 y 6,3 millones de espectadores, respectivamente. Ese día, la tercera y cuarta posición fueron ocupadas por sendas series de humor, La que se avecina y Allí abajo, con 3,9 y 2,9 millones de televidentes, mientras que el primer informativo, de nuevo de Tele5, aparece en sexto lugar con sólo 1,9 millones de seguidores. Se da la circunstancia de que son las retransmisiones de partidos de fútbol de la Champions League las que tienen más audiencia en lo que llevamos de año, tres de ellas por encima de los 8 millones de personas.

Por último, el lunes 25, la mayor audiencia fue para una serie de ficción de Antena 3, La Embajada, con 4 millones, seguida por El Hormiguero, de la misma cadena, y por el informativo habitual de Tele5, ambos con 3 millones.

El fin de semana anterior, los líderes fueron la retransmisión del Gran Premio de España de Motociclismo, el domingo 24 con casi 2,8 millones, y una sesión de cine de acción, el sábado 23 de abril con 2,2 millones. Los espacios informativos quedaron relegados en ambos casos a la tercera plaza, con Salvados de La Sexta y casi 2,7 millones de espectadores la tarde-noche del domingo, y el Telediario del fin de semana del mediodía del sábado, con 1,8 millones.

Con estas audiencias máximas, podemos concluir que lo que busca el televidente medio cada vez que enciende la pantalla es espectáculo, en todas sus variantes posibles, pero que también sabe apreciar la información que se le ofrece, aunque algunos formatos tienen más éxito que otros.

Por encima de valoraciones sobre los contenidos de cada espacio, tiene mucho mérito la labor de los profesionales de los programas y servicios informativos de todas las cadenas de televisión, porque día a día, semana a semana, son capaces de abrir diferentes ventanas, con vistas a distintas perspectivas de la realidad, intentando que trasciendan sus contenidos entre tanto entretenimiento y ficción.

Mi reconocimiento al esfuerzo de todos ellos y mi admiración para quienes logran que su trabajo pase a formar parte de los conocimientos o la conciencia de la ciudadanía, lo que se consigue no sólo cuando se producen desastres, sino también cuando presentan ante la opinión pública situaciones personales o colectivas cotidianas que tocan la 'fibra sensible' de las personas, cada vez más desgastada por otra ilusoria pero cada vez más próspera 'telerrealidad', que compite también en el mismo soporte con una 'cyberrealidad' con propuestas de ocio más violentas y monstruosas.

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